Como sabemos, existen diferentes metodologías para fijar los precios: basada en costes (enfoque interno); basada en la competencia; y basada en el consumidor. Lo ideal es utilizar todos los métodos, es decir, primero estimar los costes de nuestro producto o servicio, analizar los precios de la competencia, determinar la demanda y finalmente, fijar el precio.

En los últimos años, los precios en el taller no han dejado de crecer, incluso, en lo peor de las crisis, tanto de la financiera de 2008, como de la económica derivada de la pandemia del covid-19. Sólo el último año, según el INE, subieron un 2,5 %, que si bien es un crecimiento que está por debajo de lo que lo hizo el IPC, cerraba un ciclo de cinco ejercicios con un incremento acumulado de más del 7,5% ¿Cómo de importante es el precio para el taller? ¿Qué hay que tener en cuenta a la hora de fijarlo?

Cómo determinar el precio/hora

Es importante que cada taller sepa cómo calcular el coste de precio de mano de obra, ya que es una de las decisiones más importantes que debe tomar.

Por eso, Atreve —asociación de empresarios del talleres de reparación de A Coruña—  ha publicado un artículo en el que ofrecen un cálculo orientativo del coste de precio de mano de obra y mostrando también la metodología o cálculos necesarios para fijarlos. Y para ello, toman como ejemplo seis tipos diferentes de talleres ficticios, cada uno con sus profesionales, equipamientos y gastos.

A la hora de fijar precios, para la asociación, “pese a que es importante echar un vistazo a lo que ofrecen los talleres de la zona, es un error, no tener en cuenta otro factores como los costes, la expectativa de venta y/o el beneficio esperado. Toda esa información es fundamental para tomar la decisión más adecuada”.

Por otra parte, “la venta de recambio es otra línea de negocio del taller, en muchas ocasiones la única rentable y que sostiene la actividad de reparación, que va a pérdidas porque se ha establecido incorrectamente el precio de venta por debajo del precio de coste”, destacan desde Atreve.

El equipo humano y las horas disponibles para facturar

Lo primero que hace la asociación es definir los perfiles profesionales (gerente, jefe de taller, oficiales, auxiliares, administración...) y salariales de los distintos trabajadores. A la hora de hacer los cálculos, considera que todos los trabajadores cotizan a la seguridad social como por cuenta ajena, y que los autónomos cotizan en el RETA la misma cantidad que un trabajador por cuenta ajena. No obstante, reconoce que esta situación es “muy poco frecuente”.

Y es que lo más habitual es que el empresario realice un esfuerzo por contener los costes y reduzca su contribución al RETA a la cantidad mínima, sacrificando su jubilación y su futuro, por tratar de reducir los costes del taller y poner en verde la cuenta de resultados”. Ese sacrificio, según Atreve, “no debe utilizarse como base de cálculo”.

Para calcular el coste del equipo, de acuerdo con el convenio del metal, la jornada anual máxima de los trabajadores es de 1.765 horas (según Comunidades Autónomas este dato varía en más o menos 5 horas), y que no todas las horas realizadas son facturables. De hecho, cada vez más existen tareas no facturables. Por ejemplo, las labores administrativas y las tareas de dirección no lo son (no se tienen en cuenta negociaciones con peritos, atención al cliente, proveedores, coordinación del equipo, solución de incidencias, reparto de tareas…).

Cada perfil profesional del equipo tiene una función diferente y una capacidad de generar horas facturables. “Si el técnico sólo se dedica a reparar, tendremos una disponibilidad inicial del 100% de sus horas para facturar, pero si el equipo es muy pequeño, tendrá que dedicar parte de su tiempo a valoraciones, pedidos de recambios, facturas, atención al cliente, a peritos, etc., por lo que no todas sus horas serán facturables”, apuntan desde la asociación.

Tras hallar el porcentaje de horas teóricas facturables por cada perfil profesional, Atreve determina el coste del equipo humano, que se calcula multiplicando el número de personas  por el coste total que supone cada una, y sumándolos. Asimismo, establece las horas disponibles para facturar, que se calculan multiplicando el número de profesionales de cada taller por 1.765 horas que puede dedicar al año por el porcentaje de horas facturables de ese profesional, y sumándolo todo.

Tareas improductivas, absentismo...

Estas horas facturables son teóricas porque en la realidad aparecen diversos factores que nos impiden facturar tantas horas, tales como el absentismo laboral. “No podemos evitar que se enfermen los operarios, que tengan un hijo, que fallezca un familiar… El absentismo a nivel nacional se sitúa en el 5%”, afirman desde la entidad.

A este factor se le suman las tareas improductivas, pues no se puede evitar que se rehagan algunos trabajos, limpiar la cabina, la formación de los trabajadores en horario laboral, ni se puede evitar momentos sin carga de trabajo… que convierte en un gran logro facturar el 80% de todas las horas teóricas. Por lo tanto, según Atreve, se debe tener en cuenta que el absentismo laboral reduce el 5% las horas facturables y que la productividad estará en torno al 80%. 

De este modo, para obtener el número de horas facturables, se deberá multiplicar las ‘horas teóricas facturables’ por el ‘absentismo laboral’ por la ‘productividad’.

No obstante, este no es el coste de hora del taller, ya que todavía falta calcular los gastos de amortización por las inversiones en el taller, y los gastos generales y asignarlos a la mano de obra.

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